Obesidad y ejercicio

La obesidad se define como el exceso de grasa corporal por encima del 20% del peso medio de individuos de la misma edad, del mismo peso y de la misma talla. Existen varias causas para explicar la obesidad, tales como factores genéticos, constitución física, factores dietéticos y sedentarismo. 

Es un desequilibrio entre la ingesta de calorías y el gasto de energía con resultado del aumento de peso. Actualmente se acepta que la obesidad es uno de los principales problemas sociales y de salud en todo el mundo y su prevalencia aumenta continuamente. La grasa visceral se considera un factor patogénico en la obesidad.  
 
La obesidad es un factor de riesgo de la enfermedad cardiovascular. Puede asociarse a otros factores, como: intolerancia a la glucosa, resistencia a la insulina, hipertensión arterial, inactividad física y dislipidemia (síndrome metabólico). La estrategia más eficaz para prevenirla o reducirla es: la realización de ejercicios físicos sistemáticos, preferentemente aerobios, que permitan la degradación de los triglicéridos almacenados en el tejido adiposo y la reducción sustancial de la grasa corporal; además de incrementar la fuerza y masa muscular, las cuales disminuyen el riesgo cardiovascular.
 

La reducción de la resistencia a la insulina por efecto del ejercicio físico disminuye la dislipidemia aterogénica descrita anteriormente; mejora el control de la glucemia en los pacientes con diabetes mellitus tipo 2; atenúa las enfermedades vasculares como: la neuropatía, nefropatía, retinopatía y aterosclerosis y sus secuelas: cardiopatía isquémica y enfermedad cerebrovascular. Al diseñar un programa de ejercicios físicos para pacientes con diabetes mellitus, se debe ajustar las dosis de los hipoglucemiantes orales o la insulina, para evitar las hipoglicemias.

Otro efecto beneficioso del ejercicio físico que, indirectamente reduce el riesgo cardiovascular, es su acción sobre las enfermedades pulmonares inducidas por el hábito de fumar.3 Se ha demostrado que, el entrenamiento físico activa las vías antiinflamatorias y regula el sistema inmune. En este sentido, la liberación de citoquinas del músculo esquelético en contracción es de vital importancia. Las elevaciones de cortisol, adrenalina y el incremento de los subtipos de leucocitos moduladores del sistema inmune, incrementa la capacidad antioxidante del sistema cardiovascular.

El ejercicio y la actividad física constituyen pilares fundamentales en las estrategias sanitarias de prevención del riesgo cardiovascular y la rehabilitación de los pacientes que han sufrido episodios coronarios agudos como los infartos miocárdicos. Sus efectos beneficiosos comprenden una reducción sustancial de la grasa corporal y un aumento de la masa muscular; lo que previene la obesidad con sus secuelas y reduce los trastornos metabólicos asociados a los componentes del síndrome metabólico como: la intolerancia a la glucosa, la resistencia a la insulina, las dislipidemias y el estado proinflamatorio.

 

Se estudió un grupo de 65 personas adultas, 25 hombres y 40 mujeres (18-67 años) con diagnóstico de sobrepeso u obesidad (IMC > 25-40 kg/m2 ), sin patologías asociadas y que hubieran completado un mes de asistencia continua al programa de ejercicios. Previo a su participación, los sujetos completaron un cuestionario de historial médico incluyendo antecedentes cardiovasculares, pulmonares y de tratamiento farmacológico.

El programa no evaluó la ingesta alimentaria ni de energía/nutrientes, no obstante se solicitó a todos los pacientes contar con asesoría particular por nutricionista para corregir hábitos alimentarios inadecuados o implementar una dieta hipocalórica moderada.
Los sujetos se sometieron a un protocolo de ejercicio intermitente de alta intensidad empleando una bicicleta estática tipo spinning pedaleando contra una resistencia que indujera la fatiga muscular al cabo de 1 min de ejercicio. Se estableció una velocidad de pedaleo entre 30-40 km/h. El minuto de ejercicio fue seguido de 2 min de descanso inactivo, repitiendo esta operación hasta completar 10 series. 
Todos los sujetos debieron completar 12 sesiones consecutivas en un período de 1 mes realizando 3 sesiones semanales en días alternos como lunes, miércoles y viernes. 
El principal hallazgo del presente estudio fue una significativa reducción de la masa grasa corporal en sujetos con sobrepeso u obesidad luego de sólo 12 sesiones de entrenamiento intermitente de alta intensidad. Específicamente, la grasa corporal disminuyó en damas y varones conllevando a una reducción en el peso corporal de los sujetos en el corto plazo sin estar sometidos a una dieta hipocalórica estricta.
 Después de las 12 sesiones de ejercicio, hubo una disminución promedio de masa grasa de 1,83 ± 2,82 kg (p < 0,05) y 3,43 ± 2,68 kg (p < 0,05) en damas y varones, respectivamente.
 
Un estudio en españa se le realizó a 14 varones jóvenes participaron de forma voluntaria en el estudio
Todos los sujetos estaban sanos y eran físicamente activos, aunque no realizaban ningún tipo de entrenamiento específico de forma regular. A todos ellos se les pidió que mantuvieran el tipo de dieta que estaban llevando y que no consumieron ningún tipo de suplementación.  
Un estudio en España se le realizó a 14 varones jóvenes participaron de forma voluntaria en el estudio
Todos los sujetos estaban sanos y eran físicamente activos, aunque no realizaban ningún tipo de entrenamiento específico de forma regular. A todos ellos se les pidió que mantuvieran el tipo de dieta que estaban llevando y que no consumieron ningún tipo de suplementación.  
 
El estudio se desarrolló durante un periodo de 6 semanas, dedicadas tanto la primera como la última a hacer las valoraciones, y quedando 4 semanas para realizar los programas de entrenamiento. El diseño experimental se basó en un estudio transversal, donde los 14 participantes fueron divididos aleatoriamente en dos grupos: Grupo Entrenamiento Funcional (GEF), que realizó un HIIT basado en un circuito de fuerza, y Grupo Ciclismo (GC), que realizó un HIIT en bicicleta. Ambos protocolos se caracterizaron por ser de alta intensidad y con tiempos de recuperación incompletos.
Cada protocolo de entrenamiento fue realizado dos veces por semana, aumentando el volumen de entrenamiento las dos últimas semanas. Los dos protocolos comenzaron con un calentamiento de movilidad articular (tobillo, rodilla, cadera, hombro y cuello), que siguió con 5 minutos de rodaje en bicicleta con una cadencia de 50-60 rpm.
Realizó un protocolo de entrenamiento caracterizado fundamentalmente por ejercicios funcionales con implicación de los grandes grupos musculares del cuerpo. Consistió en realizar un circuito de 6 ejercicios diferentes. Cada ejercicio tuvo una duración de 30’’ con un esfuerzo máximo “all out”, mientras que el descanso entre ejercicios era de 15’’. Cuando completaba el circuito se descansaba 3 min. El circuito fue repetido 3 veces durante las primeras 2 semanas. Posteriormente, durante las  dos últimas semanas, el circuito se realizó 4 veces por sesión. Este entrenamiento constó de los siguientes ejercicios: Elíptica, battle ropes alternating squats waves, escalera de agilidad, swing kettlebell (10-12 kg), burpees y multisaltos con vallas. 
Otros individuos realizaron un HIIT basado en el ciclismo, consistente en realizar 4 repeticiones de 30 seg. de sprints en una bicicleta potenciómetro (Cycle Ops400 pro; Saris Cycling Group; USA) con una cadencia entre 100 y 120 rpm, con una carga igual a 100w por encima de la potencia media de cada sujeto y con 3 minutos de recuperación entre cada sprint (Figura 2). Esta potencia media se obtuvo en las valoraciones previas a la intervención, que se realizaron durante la primera semana. En la semana 3 y 4 se aumentó a 6 repeticiones de sprints.

Resultados

Los que realizaban ejercicios funcionales con hiit se observó un descenso significativo en los valores referidos a peso graso (p=0,047) y porcentaje graso (p=0,049). Resultados similares fueron observados en los que realizaban ejercicios en spinning con hiit con descensos significativos en peso graso (p=0,025) y porcentaje graso (p=0,022). No se observó ninguna diferencia significativa entre grupos.  
 
Los resultados de este estudio han demostrado que el HIIT, independientemente del tipo de protocolo utilizado (ejercicios funcionales o bicicleta), mejora parámetros de rendimiento y de composición corporal. En ambos grupos se ha observado un aumento del VO2 máx tras el entrenamiento. Otros estudios también han demostrado que el HIIT (4-6 sesiones por semana) ejecutado durante varias semanas mejora el VO2 máx en personas físicamente activas.  
 
En relación con la valoración de la composición corporal se encontró un descenso en los valores referentes al peso graso (kg) y al porcentaje de masa grasa. Resultados similares se han encontrado en estudios previos en los que se observó un descenso del porcentaje graso tras un programa HIIT.
 
Según diversos autores, este descenso en la masa grasa podría deberse a un aumento de las catecoloaminas36, de la hormona del crecimiento37 y de la actividad de la β hidroxiacil coenzima A deshidrogenasa38. Estos factores juegan un papel importante en la estimulación de la lipólisis, así como en la liberación de tejido graso subcutáneo e intramuscular. Por otro lado Boutcher8 , concluyó que tras la realización de un HIIT, se produce un aumento de la oxidación de los ácidos grasos debido a la necesidad de la remoción del lactato y los hidrogeniones, y de resintetizar el glucógeno muscular.

Bibliografía

Bermudez A, Serrano N, Leyva M(2019) la importancia del ejercicio físico para disminuir la obesidad y su riesgo cardiovascular. 
 
 
Molina C. Cifuentes G. Martinez C. Mancilla R. Diaz E. (2016)  Disminución de la grasa corporal mediante ejercicio físico intermitente de alta intensidad y consejería nutricional en sujetos con sobrepeso u obesidad (archivo pdf)  Rev Med Chile 2016; 144: 1254-1259 https://scielo.conicyt.cl/pdf/rmc/v144n10/art03.pdf
 
Olcina G. Martínez I. Timón R. (2018)  Efectos de un protocolo HIIT con ejercicios funcionales sobre el rendimiento y la composición corporal (archivo pdf)  Arch Med Deporte 2018;35(6):386-39 https://archivosdemedicinadeldeporte.com/articulos/upload/or05_bermejo.pdf
 

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